martes, octubre 16, 2012

FINTDAZ y el padre ausente.

De que Abraham Sanhueza López es un emprendedor demás está decirlo. Han pasado  seis años, y bastante le ha costado imprimir al FINTDAZ calidad y respeto por el trabajo teatral.  

En los 90 como no existían salas para ensayar, habilitó en su casa un piso y allí por años montó sus obras. Posteriormente, se mantuvo  con la idea de crear un evento internacional,  se movió,  consiguió auspicios y lo más importante comprometió a teatristas que lo acompañaran en sus quijotescas ideas. Hoy además tiene su propio  Espacio Cultural Antifaz, que ha sido la solución -por la falta de espacios- para los teatristas locales y una mini PyME que presta servicios de iluminación, sonido y apoyo escénico a quienes lo necesitan.

Al recordar los pasados Festivales de Teatro que se realizaban al aire libre en el hemiciclo del Teatro Municipal, Abraham y su gente cubría con tela  los feos cierres, ponía luz especial, vestía de gala a sus anfitriones y de flores naturales la entrada entre las vallas papales, entonces el ruido de la calle, los ambulantes y el frio se hacían menos molestos al darnos cuenta que había mucho trabajo  detrás de ese evento.   Este año en el “6º Festival Internacional de teatro y danza Antifaz 2012”,  se notó con creces el cambio, el evento mejoró un 300 %, por una parte la calidad de las producciones de los grupos invitados y por otra, el “trabajo de chino”  de transformar un galpón deteriorado en el interior del ex Estadio Cavancha en una verdadera sala de teatro, completamente cubierta con cortinajes negros, con un buen escenario, iluminación y sonido perfecto, camarines habilitados, platea y galerías más una buena convocatoria de público que asistió gratuitamente los nueve días (5.000 personas aprox.) 50 millones fue el costo de este evento, 12 agrupaciones extranjeras, trabajo remunerado (Tramoyas, iluminadores, jefe de piso, jefe artístico, coordinadores de extensiones, etc.)  para los teatristas locales y para el personal de apoyo que  cumplieron roles específicos  y destacando además la extensión por todo el Norte. Una embajada cultural que nadie hace y que Iquique comparte. 

Muchos de los asistentes han dicho que esta habilitación debería quedar en forma  permanente, un espacio multipropósito para 500 personas es muy necesario.  Uno de esos galpones-carpas en el interior del ex Estadio Cavancha  transformado en una sala teatro es lo que hace realmente falta en esta ciudad.  

Lo que me llamó más la atención es que ninguno de los auspiciadores: ni el Fondart, ni Collahuasi, ni Iberescena, quienes entregaron los recursos económicos estuvo presente en alguna de las nueve jornadas del evento.  Simplemente no asistieron,   ¿entonces como se evalúa el uso de los recursos entregados?.  No es lo mismo ver el esfuerzo, el funcionamiento  de la producción en vivo y en directo,  que leer un informe o ver una foto donde se puede mentir.   El compromiso debe ser mucho mayor que la entrega de los recursos, se necesita el respaldo emotivo. La presencia física es indispensable, sino es como criar un hijo con el padre ausente, el padre proveedor- descariñado, que la madre todo lo supla no basta. Fui los nueve días y más aún, comprobé  efectivamente el arduo y  complejo trabajo interno, participé con una obra.

Para Abraham un siete. Evidentemente que este evento necesita mantener el apoyo económico para que siga creciendo y además afectividad real, palpable para que tengan fuerzas para seguir luchando.  El UPA al teatro desapareció, el SICOSUR de Antofagasta cada año con menos financiamiento y el FITAM (Teatro a mil) nos invade…