Una central termoeléctrica es una instalación industrial empleada para la generación de electricidad a partir de la energía liberada en forma de calor, normalmente mediante la combustión de algún combustible como petróleo, gas o carbón. Este calor es empleado para mover un alternador y producir energía eléctrica, energía que necesitan las compañías mineras para transportar su producción hasta los sitios de embarque, puertos que estan en las costas de Chile. Iquique no esta ajeno a esta situación. 
Las plantas termoeléctricas son una de las maneras menos onerosas para estas industrias para producir energía. Requieren realizar excavaciones y movimientos de tierra, lo que significa destrozar conchales y sitios arqueológicos de antiguos changos y en su funcionamiento están implícitas las emisiones atmosféricas de gases como dióxido de sulfuro, óxidos de nitrógeno, monóxido y dióxido de carbono que dañarían el ecosistema del bien cuidado oasis de niebla de Alto Patache.  Aún cuando el mayor o menor impacto de esos gases depende de las características de las chimeneas, de las cualidades físicas y químicas de los gases y de las condiciones metereológicas, el efecto contaminante llegaría hasta la ciudad quiérase o no, además como  estas centrales requieren de agua para enfriamiento si la planta no realiza un proceso antes de devolver esa agua, el aumento de temperatura tendrá efecto negativo en el ecosistema cercano, por lo tanto, la fauna marina también sufrirá las consecuencias: hombre, fauna y flora, ambiente, entorno y patrimonio se cubrirá de humo negro, tóxico.
La Comisión de Medioambiente del Congreso chileno estimó en octubre recién pasado que las centrales termoeléctricas en costas de la IV Región son incompatibles con la preservación de las especies marinas tras escuchar las exposiciones de los representantes de las distintas entidades y organismos afectados en la construcción de tres centrales termoeléctricas en la localidad de La Higuera en la Región de Coquimbo.
Por otra parte, China, país del que siempre se habla de que es un país que contamina, que está contaminado y saturado, pocas veces se da a conocer que hacen sobre este tema, en busca de soluciones energéticas limpias. Según han informado los organismos reguladores de electricidad y economía de ese país, China cerró el año pasado pequeñas centrales termoeléctricas con una capacidad combinada de 14,38 millones de kilovatios. Entonces estar contra la instalación de plantas termoeléctricas en nuestras costas iquiqueñas no es sólo alarmar a la población o como dicen algunos politizar un tema, es preocuparnos por el ser humano. “No es negarnos al progreso y a los avances económicos de una región” como dicen los ambientalistas que día a día en nuestro paseo Baquedano buscan firmas y hacen tomar conciencia a la ciudadanía de una realidad que nos nubla. ¡Y eso que todavía nada se hace efectivo!.
Debemos avanzar en armonía con el entorno, buscar soluciones limpias, que no dañen el ambiente, al ser humano. Qué será invertir un poco más de milloncitos para quienes ganan tanto extrayendo de nuestra tierra sus tesoros. Por qué no utilizar otras formas de energía para lo mismo, el aire por ejemplo. No hay energía más grande en el mundo, capaz de mover montañas, que la del amor, el amor al prójimo. Si utilizamos esa energía, entonces podemos hablar de progreso y buscar soluciones, sino seguiremos siendo unos chatos y se nos pondrán los pulmones negros, y nos moriremos por el corazón de carbón de quienes deben tomar las desiciones para cambiar la historia. ¡Cof, cof!
Por otra parte, China, país del que siempre se habla de que es un país que contamina, que está contaminado y saturado, pocas veces se da a conocer que hacen sobre este tema, en busca de soluciones energéticas limpias. Según han informado los organismos reguladores de electricidad y economía de ese país, China cerró el año pasado pequeñas centrales termoeléctricas con una capacidad combinada de 14,38 millones de kilovatios. Entonces estar contra la instalación de plantas termoeléctricas en nuestras costas iquiqueñas no es sólo alarmar a la población o como dicen algunos politizar un tema, es preocuparnos por el ser humano. “No es negarnos al progreso y a los avances económicos de una región” como dicen los ambientalistas que día a día en nuestro paseo Baquedano buscan firmas y hacen tomar conciencia a la ciudadanía de una realidad que nos nubla. ¡Y eso que todavía nada se hace efectivo!.
Debemos avanzar en armonía con el entorno, buscar soluciones limpias, que no dañen el ambiente, al ser humano. Qué será invertir un poco más de milloncitos para quienes ganan tanto extrayendo de nuestra tierra sus tesoros. Por qué no utilizar otras formas de energía para lo mismo, el aire por ejemplo. No hay energía más grande en el mundo, capaz de mover montañas, que la del amor, el amor al prójimo. Si utilizamos esa energía, entonces podemos hablar de progreso y buscar soluciones, sino seguiremos siendo unos chatos y se nos pondrán los pulmones negros, y nos moriremos por el corazón de carbón de quienes deben tomar las desiciones para cambiar la historia. ¡Cof, cof!
