domingo, enero 25, 2009

Despues del UPA, viene otro más…

La disputa por la primacía en cuestión de festivales teatrales en Iquique es a dos bandas: entre el grupo de Teatro Antifaz y el grupo de Teatro TEA, cada cual con su evento para reunir grupos teatrales de diferentes partes del mundo, lo cual a ambos les cuesta mucho, les da inseguridad, debido a que se descuelgan cuando ya esta impresa la programación dando muy mala imagen ante el público, más aún si no se informa como corresponde: por prensa, carteles, en vivo y directo en el escenario, como sucedió en éste 8º UPA, con más fondos que nunca (17 millones de pesos) en que no se presentó Argentina, ni México y en su reemplazo fue la improvisación con danzas, que es la característica del evento Findatz (Festival de Teatro y Danza).
Otra situación es la escasa, poco llamativa y tardía publicidad del evento. El marketing es indispensable para poner en valor un producto y estos festivales: el de Abraham Sanhueza y el de Sonia Castillo y Luisa Jorquera son productos culturales. No vasta el boca a boca, ni el apoyo familiar porque no son empresas familiares, son productos culturales que deben profesionalizarse delegando la tarea en profesionales de la cultura, gestores, productores, marketing (Públicista), encargados de prensa (Periodista), etc. la vieja estructura administrativa del Circo Chamorro ya no es posible en esta época, donde existen carreras profesionales que han nacido para apoyar la gestión cultural.
Es mucho dinero el que se ha entregado a través de Fondart o del Municipio (Findatz 2008, 11 millones) para tener en escena grupos mediocres, de adolescentes, sin presencia escénica, por supuesto hay excepciones en este UPA 2009, como el grupo La Favorecedora de Antofagasta con un mágica y artística puesta en escena de un cuento de Jodoroswki "El ladrón de voces" y la redonda obra del absurdo de Colombia con “La Lección” de Ionesco. Lo demás es sólo pan molido en este y en el otro que pasó (A excepción del grupo del argentino de Martín Marcou) y en el que viene pasará lo mismo. ¿Qué mejor proyecto bicentenario que unir los esfuerzos y lo fondos para hacer un evento de jerarquía y de profesional calidad?
Los jurados del Fondart, de los fondos del cultura del FNDR y de la Municipalidad (que brillan por su ausencia en estos eventos) debieran analizar seriamente si vale o no vale invertir en festivales de iniciativas personales, son sólo eso, una persona que cree tener las competencias para convocar, seleccionar, producir, vender, atender y evaluar su mismo evento, incluso hasta autopremiarse. Hoy esta omnipotencia no es posible, cada día veo que hay más soledad, los eventos en vez de ir sumando, van restando y quienes dirigen otras compañías de teatro no se acercan ni por casualidad a ver las propuestas. Falta además algo fundamental en estas reuniones de artistas, el “glamour”, tópico que trato de introducir el Antifaz en su evento de noviembre pasado.
No se puede tener a los grupos (aún cuando el objetivo sea la convivencia fraterna de intercambio de experiencias) una semana en la ciudad con alojamiento, comida, incluso pagándole los pasajes y hasta honorarios para una función, en que la única referencia que se tiene de ellos es el video o los recortes de prensa, el papel aguanta mucho, y la cosa no es pagar favores de retribución. Los videos muestran maravillas y en las tablas se nota la inexperiencia como el grupo de Perú con “El Interruptor”, claro que con Perú siempre ha sido igual en éste y en los otros eventos, allá la gente de teatro se forma a pulso, pero manejan muy bien con una labia exquisita la venta de su producción. En vez de tener ese “material ocioso en bodega”, que produce costo, conveniente sería invertir en unos tres grupos de reconocida calidad, que estén, se vayan y luego llegue el otro, es economía que suma calidad y esto se debe hacer mediante un contrato, que en estos “eventos artesanales” este tema ni se conoce. Solamente un documento jurídico nos asegurará respeto, responsabilidad, compromiso con el evento.
Estos festivales deberían ser manejados por instituciones que tengan el respaldo de profesionales de distintas áreas, (ahora se manejan buenos millones de pesos) donde exista un veedor que viaje (un experto, por supuesto), como lo es en el Festival SICOSUR de Antofagasta, donde el público hace filas enormes para obtener una entrada, y los espectáculos al aire libre cortan el tránsito, mil, mil quinientas personas o los Temporales de Puerto Montt donde no se presenta cualquier grupo.
Si en Iquique queremos incentivar y ofrecer una opción cultural a los turistas en verano, hagamos alianzas estratégicas, si queremos hacer labor social hacia las poblaciones con la actividad teatral hagamos alianzas estratégicas con los organismos del Estado (CONACE, Injuv, Etc.) pero esto hay que empezarlo desde ya, un año antes. Hay que tomarlo seriamente como un trabajo, no como un hobbie o pasatiempo después del horario libre del trabajo habitual.
Un trabajo serio cultural requiere multidisciplinaridad, dedicación, necesita de un FODA, de una seria autoevaluación, de políticas culturales. En crisis no se puede derrochar dinero (por supuesto que en cultura la cosa es distinta) para favorecer a no más de 100 personas (entre público y teatristas locales), económica y políticamente no es viable.
Hay que hacer una reingeniería, un buen proyecto cultural bicentenario en el ámbito del teatro sumando y no restando, donde tengan voz y voto el Consejo de la Cultura, el CORE, el Municipio, la Cámara de Turismo y las compañías que han organizado festivales, pero es muy importante que quienes opinen hayan asistido a los eventos, por que hay que vivirlo para opinar, sino es puro “pelambre”.