lunes, octubre 03, 2005

Persistencia de la memoria



Entre pampas y salares de un desierto inexplicable
es el rugido de los mares con tanta agua no potable
que nos dice si la sal es un castigo o una sazón
para mil años de diez siglos habitables.
Ahora dicen que por la costa ya se vienen los Chinchorros ancestrales.
Ahora dicen que en Patillos están sus restos de tres mil años transhumantes.
Ahora dicen que Camanchacos, son nuestros padres litorales.
Ahora dicen que iquiqueños suman Changos en su sangre.

Fue la coca, la quinua, su semilla.
Tamarugo, algarrobo y chonta, su madera.
Que con pieles de vicuña se cubrían.
En balsas de lobos marinos enfrentando la marea,
desafiando a titanes y ballenas con anzuelos de conchales debatían
cabalgando noctilucas el sustento le extraían.

Ni semidioses, ni guerreros, ni vencedores,
ni vencidos, solo pobres de la nada.
Recolectores, cazadores, domesticadores de plantas y animales
que de conquistadores no entendía para escribir la historia nuestra
de dolor, guerras, valor, soberanía.

Así comienza nuestra historia, sin límites, ni fronteras
Sin transacciones comerciales, sin moneda.
La existencia del otro importaba, sentirse necesario: sabiduría
ser el complemento: reciprocidad.
Yo te doy y tú me das.

Es la persistencia, la historia de esta costa.
Nuestra madre mar, sabia nutriente,
arena, conchales candentes
cerros sin verde, sin ríos, sin sombras,
sin flores, sin gentes, sin agua.
Muy lejos de conquistadores recientes.

Fueron poquitos, vencieron la historia.
Me da risas contarles que en el presente
un puñado pequeño de pescadores,
aún conserva el mismo anzuelo,
con la misma forma de esos conchales,
persistiendo en la historia
de esos diez mil años ancestrales.