lunes, septiembre 03, 2007

Cristian de día, Isidora de noche

El transformismo es una habilidad que no todos los que se dedican al espectáculo nocturno tienen. Es un "arte", un arte mágico, como el un mago, para esconder o hacer aparecer presas voluptuosas. Es un conocimiento de su propia anatomía para saber donde llenar con esponja, donde undir y aplanar con huincha scotch. Saber con cuantos pares de media esconder los vellos o el espesor del jabón humedecido para esconder las cejas.
Así, cada fin de semana varios ellos, se van transformando en ellas, algunas bellas y otras de miedo, pero al fin y al cabo ellos se creen ellas. Caminan como ellas, hablan como ellas, se visten como ellas y se llaman como ellas. Y aquí ésta el cuento con la identidad, con sus orígenes chilenos, pampinos, aymaras... es una razón más profunda que el mismo transformarse en lo que "no soy y quiero ser", ya que nadie con esta nueva vida, de noche, de show, es la Maria Pérez ni la Juana Gónzalez, menos ser Mamani, Huitrilao, Millán, Caucoto o Condori. Porque después de mucho buscar, mucho dialogar nace lo europeo, la diva, la artista, la única, la mujer ideal, de nombre y apellido rebuzcado: Barbara Mozzo, Josefa Nazar, Chantal Montesquiu, Isidora Ferrer, Estrella Fox, Vivianne Wentishouse, Aurora Chanel, Katiuska Molotov,Camila Erickson... son como nombres de fantasía para un juego de mucha verdad.