

Permanecer activos y mantener por tanto tiempo el respaldo de una institución que se preocupa por difundir y exportar su quehacer cultural es un logro del Teatro Expresión de la UNAP y de su director, Iván Vera-Pinto Soto. Es algo digno de "Ripley". Cumplir 26 años en las tablas no es fácil. Varias de las compañías teatrales locales tienen años en actividad, pero quien siempre es perenne en ella es su director. Son tantos los que pasan por sus tablas, algunos actores son nuevitos, otros con más tiempo en la agrupación. En realidad los grupos teatrales son el nombre de una persona que los identifica y generalmente corresponde al director quien ha creado esa Compañía. El resto son aves de paso o trascienden muy poco.
El último trabajo del Teatro Expresión "Muerte accidental de un anarquista", de Darío Fo es un trabajo redondo, una puesta en escena lúdica, una actuación coherente a la estética. Buenas y excelentes creaciones de personajes. Un texto divertido y contingente.
Ví la obra en los 80, en Santiago, con el Pato Torres como anarquista. Era una sala de la calle Banderas, la función con las puertas cerradas con llave y con el miedo sentado al lado de uno. En ese tiempo hablar de "la corrupción de la justicia" era como hablar contra el Padre Hurtado hoy día. La puesta en escena incorporaba como recurso modificar el ritmo de la actuación, agregaba un tono de luz especial, el actor se salía del personaje y con su propia voz daba a conocer un mensaje social, directo, sin dobleces, en ese entonces era muy arriesgado y audaz. Razón por la cual las funciones eran con las puertas cerradas.
En los 90 volví a ver esta obra en Iquique, por la misma compañía que la reprisa hoy. Eran como dos obras en una, dos estilos de actuación, dos estilos de maquillaje, dos estilos de dirección y si no me equivoco, no estuvo más de dos días en cartelera, por otro tipo de problemas. Esta nueva versión es un trabajo de mancomunión, un grupo de actores arriesgados, jugandosela sobre el escenario, una escenografía adecuada al estilo, música que la centra en un período y en un espacio-tiempo que aporta a la trama. Buenas voces, buenas caracterizaciones, ni uno más, ni uno menos. Detallitos de divos, sutilezas, manías son las que le dan cuerpo a éste trabajo, y lo mejor, los actores, los diseñadores y los técnicos no tienen los 26 años de antiguedad del director. Hay futuro.