martes, febrero 12, 2008

Edipo, un padre duro de matar

Edipo en el país de “lo que hay nomás”, pasa por el acertijo de la vida: ¿Cuál es el animal que en la mañana tiene cuatro patas, en la tarde dos y en la noche tres? para enfrentarnos con la vulnerabilidad y fugacidad del arte teatral donde el padre ha sido asesinado por conveniencia. “La basura” a un cuando se esconda en un “Artefacto”, siempre será basura y esa es la tragedia griega del equipo que remonta nuevamente esta obra que en ningún documento escrito o publicidad en esta temporada se da a conocer quien hizo la adaptación y la propuesta escénica, como queriendo asesinar al padre que dio origen al grupo de teatro “La Basura”, quienes estrenaran el 5 de mayo del 2007 en la Sala Veteranos del 79, “Edipo, en busca de la tierra de campeones”, dirigida y adaptada por Felipe Díaz Olave, joven talento iquiqueño egresado de una Escuela de Teatro de Santiago quien durante cuatro años permaneciera tratando de armar su cuento en la ciudad, encontrándose con la realidad de que en esta Tierra de Campeones “hay lo que hay no más”.

La historia -en una propuesta hiperrealista- se centra en el mítico personaje Edipo, quien busca la "Tierra de Campeones", él quiere ser boxeador, dándose cuenta que la ciudad no es como esperaba, llevándolo a una serie de decepciones y tragedias que ocurren en el transcurso de la obra: casarse con su madre, tener las manos atadas y sacarse los ojos. La sensualidad y la pulcritud aséptica del escenario afloran el rojo carmesí interno de los personajes, buena la propuesta de vestuario y el uso del audiovisual.

Un excelente trabajo de adaptación dramatúrgica donde se funde la idea principal de Edipo Rey, más el yo interno del director y la cotidianidad del entorno iquiqueño, acompañado por una estética puesta en escena y una dirección “de escuela” que marcó al teatro “La Basura”.
Tal como en la obra anterior de Díaz que recreó “Tus deseos en fragmento”, de Ramón Grifero, al usar un escenario no convencional -el living de un departamento- , la adaptación y uso de esos espacio pequeños hacen que en esta reposición por el grupo “Artefacto” -dónde se borra al creador- , se le recuerde cada vez más. Felipe ha marcado escuela, estilo, hay una impronta que será difícil de borrar si se repite el patrón o no se reconoce a su padre.
Muy buenas las actrices, quienes además de la naturalidad y manejo mesurado de las emociones aportan con su belleza, un acierto es “Yocasta”. La obra pareciera que está pensada en las mujeres (Andrea Bonard, Mariela Vial y Carol Henríquez), ya que Edipo (Sebastián Escobar), más bien es un niño con berrinches y pataletas que deberá seguir puliéndose y mirándose en el espejo.
Vale la pena ir a ver este trabajo -si usted no tiene antecedentes de la historia teatral de la ciudad, le dará lo mismo si existe o no un padre- en otro espacio no convencional facilitado para el arte, una oficina en el Instituto Nacional de la Juventud (Avenida Costanera) que ha sido habilitada para la puesta en escena como un gran baño con tina, W.C. y lavamanos.