Fragmento de "Eres mío, niña" de Pedro Lemebel
Un pedo era la nota de armonio en la catedral, el maullido cóncavo y estrepitoso de una ópera sinfónica donde retreta del trombón resoplaba los follones retumbantes de la mil ochocientos doce.... a todo tarro caquero. Tan amplia quedé y tan al descampado, como si alguien hubiera dejado la puerta del patio de par en par; me entraba frió por la retaguardia, un chiflón de viento de torbellino por el caracol garage fonola. A todo rap, papi, a puro peo le hice collera al rapazuelo. Y parece que no me fue tan mal en el examen de orquesta, porque al preguntarle al niño: ¿qué nota merezco?, el pendex, chupando el cigarro con avidez, dijo: un seis y medio. ¿Nada más?, interrogué con enfado. El siete es para las mujeres, broder.
"Adiós Mariquita Linda", Pedro Lemebel, Editorial Sudamericana SEÑALES, Santiago de Chile, 2004 (pag., 35).